Después de conseguir un ejemplar del libro de Joel Meyerowitz, Retrospective y de haber tenido la oportunidad de hojearlo en más de una ocasión hay un tema que me ha llamado la atención: el que tiene que ver con los diferentes formatos que ha utilizado Meyerowitz a lo largo de su carrera.
Por lo que he podido ver hay 2 transiciones importantes en su trabajo, la primera corresponde como a otros muchos fotógrafos de su época al paso del blanco y negro al color. Curiosa la manera de ilustrarlo, ya que durante un tiempo el fotógrafo llevaba 2 cámaras y realizaba la misma toma con cada una de ellas para ver el resultado que le ofrecía cada soporte.
La segunda transición es la que más me ha llamado la atención ya que corresponde al cambio del tipo de cámara, deja de utilizar una cámara pequeña, discreta y ligera, para cambiar a una cámara de gran formato 8×10 y que solo se podía utilizar con trípode.
¿Como se puede justificar este cambio en apariencia ilógico? Pues en el libro explica lo siguiente:
«I wanted even more description than the 35mm camera could bring, so I tried medium-format camera and color negatives, which were quite slow, so I thought, if I have to put a camera on a tripod then maybe I should really go big and use an 8×10″
En definitiva, sacrifica instantaneidad por ser más descriptivo.
Hombre, pues la verdad es que lo consiguió… solo hace falta ver algunas imágenes para darse cuenta que las fotografias en gran formato son más ordenadas, más reflexionadas, menos instintivas e incluso más experimentales…
Pero la pregunta que me ronda la cabeza es: ¿¿quizás también son más aburridas??
La respuesta imagino que depende de lo que cada fotógrafo o lector de imágenes sienta, a lo que es más sensitivo y/o receptivo.
Lo cierto es que no puedo dejar de darle vueltas al asunto, no se si seré el único que no lo ve claro.
Por su orden me recuerdan a las fotografías de Stephen Shore, de su Uncommon Places. Imágenes que siempre me han costado, lo reconozco.