Oct 272011
 

En algunas ocasiones uno hace ciertas cosas sin saber muy bien el porqué, en otras uno se da cuenta pasado un tiempo y después ya lo hace conscientemente. Y otras veces, uno no se da cuenta de nada.

No me he vuelto loco -al menos no soy consciente de ello- pero simplemente estoy tratando de dar una pequeña pincelada, encontrar trazos que sirvan al fotógrafo -en este caso a mi y quizás a otros como yo- a saber porqué hace las cosas.

©Ilker Gurer

Cuando conseguí comprar el libro “American Color 1″ hace 2 semanas, con toda la suerte de este mundo y quizás un poquito del otro, leí en el prólogo una frase que me hizo reflexionar profundamente, funciona casi como una declaración de principios del mismo autor, Costa Manos. Indica lo siguiente:

I think that in some photographs the picture is more important than the subject – the subject of the picture is the photograph

Constantine Manos

©Costa Manos

Eso que puede parecer tan obvio, no lo es en absoluto. No es una declaración de principios que funcione para todos los fotógrafos, aunque si para unos cuantos. Así a bote pronto se me ocurren los siguiente fotógrafos que creo que avalan esta afirmación con sus imágenes. El mismo Manos, Alex Webb, Cartier Bresson, Saul Leiter, Ernst Haas, William Eggleston, Harry Gruyaert, Cristóbal Hara o mis compañeros de Calle 35, Dimitri Mellos, Rafa Badia o el mismo Martín Molinero… entre otros muchos… (Dejadme que barra un poco para casa)…

©Gustavo Minas

Por supuesto no todos los fotógrafos pueden hacerlo, es más todos aquellos fotoreporteros que nos quieran explicar una historia con sus fotografías dudo que lo hagan. No creo que -por ejemplo- Emilio Morenatti la suscriba, aún siendo un buen fotógrafo. Pero su lucha es otra, para él -como para tantos otros- lo importante no es tanto la imagen como lo que explica en la imagen. Lícito, claro.

©Martín Molinero

Dicho de otro modo, y en esto nos adentramos casi en algunos de los principios de determinado tipo de imágenes de street photography, la realidad es una excusa para fotografiar. No es que no nos interese la realidad, pero la utilizamos casi como una trampilla que se abre para obtener aquello que nos interesa, aquello que está escondido y que debe ser encontrado. No es fotografía abstracta, pues se nutre de lo que ocurre en las calles.

©Joan Pujol Creus

Fabulosa reflexión que se que levantaría ampollas en determinados círculos fotográficos, ya que ahora no interesa porqué no está de moda. Ahora la moda es otra, me parece muy bien pero no me interesa. Por tanto, la obvio.

©Alex Webb

Me interesan conceptos fotográficos, me interesa la construcción de la imagen, su luz, su composición, el posicionamiento de los elementos. Saber o intentar encontrar la respuesta a porqué funcionan unas fotografías y otras no.

©Dimitri Mellos

El otro día -en interesante conversación con mi nuevo compañero de Calle 35, Martín Molinero- hablamos largo y tendido, interesante conversación si señor, y en comunión absoluta y casi en broma cervezas en mano, comentábamos que a menudo al fotografiar, para nosotros no es tan importante que este o aquel señor sea el sujeto de la imagen. Nos interesa que haya un señor… punto… y si tiene una chaqueta roja o amarilla o azul… mejor… pero no nos interesa el señor como sujeto en si.

©Carlos Prieto

Comentaros que los autores de las imágenes de esta entrada del blog, algunos son fotógrafos que he ido descubriendo en estos últimos tiempos… otros no, pero que todos tienen en común fotografías que me han entusiasmado. A excepción de la última, que ya puestos y como este es mi blog, allí la dejo… :)

Sep 132011
 

Multitud de noticias han aparecido estos días alrededor de la catástrofe de hace 10 años con el aniversario del atentado sobre las torres gemelas.

No es que vaya a pecar de proamericanismo ni de antiamericanismo, se que no fué peor lo que ocurrió en New York ese mismo día que lo que los americanos han estado haciendo alrededor del mundo durante muchos años, poquito a poquito… como una gota malaya… pero sin lugar a dudas si que fue más vistoso, más espectacular.

La reflexión no es esa, la reflexión que os quiero lanzar es una frase que leí del amigo James Natchwey que me llamó poderosamente la atención en una entrevista.

“I understood instantly that I had about five seconds to live, and that my chances of surviving this were very slim. It was actually a very beautiful sight, with the smoke and the metal and the paper against the blue sky. It was visually stunning, one of the most beautiful things I’ve ever seen. But it was going to kill me, and there was no time to take a picture.”

Lo que me llamó la atención es el siguiente extracto:

“It was visually stunning, one of the most beautiful things I’ve ever seen”

La pregunta que me hago es: ¿es ético que un fotógrafo pueda disfrutar, aunque sea un segundo o medio segundo por las oportunidades que le dan los acontecimientos -tan dramáticos en este caso- por qué le dan la oportunidad de obtener buenas fotografías?

Es evidente que todas las imágenes que incluyo en esta entrada son buenas. incluso diría que muy buenas… espectaculares algunas…

Pero ¿es lícito que las observemos? ¿que nos recreemos en ellas? ¿es morbo? ¿curiosidad? ¿qué nos atrae?

A mi como fotógrafo lo tengo claro… ¿acaso hubiésemos deseado estar en New York ese día para documentar lo que allí ocurrió?

 

Me pregunto si ellos -que estaban allí- estaban disfrutando al tomar esas imágenes, ¿tenían más miedo, temor por las victimas o por el contrario estaban excitados por las tomas realizadas?

Parto de la base que nadie sabía muy bien a ciencia cierta que es lo que estaba ocurriendo, ni la verdadera escala de los acontecimientos y seguro que muchos de ellos no salían de su asombro por todo lo que estaba ocurriendo, pero es inevitable que me haga estas preguntas.

En cualquier caso, os adjunto estas imágenes que sin duda nos acercan a todo lo que ocurrió ese día en la ciudad de los rascacielos que me han llamado poderosamente la atención por su alto contenido visual, no sin dejar todas esas preguntas al aire esperando que alguno de vosotros me conteste.

 

Ago 042011
 

Acabo de empezar a leer este libro de 497 páginas ya que José Manuel Navia nos lo recomendó encarecidamente en el taller que realizaron “Els Amics de la fotografía” de Torroella de Montgrí hace ahora ya algo más de dos años y era algo que tenía pendiente desde entonces.

Se trata de un clásico larvado en el verano de 1936 gracias a una colaboración de un escritor, James Agee y de un fotógrafo, Walker Evans. El libro concentra las experiencias de ambos en su convivencia con 3 familias arrendatarias del sur de Estados Unidos durante la Gran Depresión, viviendo en la más absoluta de las pobrezas.

No voy a hacer un análisis del libro, pues aún no lo he leído. Lo he empezado, pero soy un enfermo de las citas y cuando algo lo considero notable lo remarco.

Considero adecuado la siguiente cita:

Porque en el mundo inmediato todo puede ser discernido por quien sea capaz de discernirlo, y central y sencillamente, sin disecciones científicas ni digestiones artísticas, sino intentando, con la totalidad de la consciencia, percibirlo tal como es: de modo que el aspecto de una calle soleada pueda gritar en su propio corazón como una sinfonía, quizá como ninguna sinfonía sabría hacerlo: y la conciencia entera se traslada de lo imaginado, lo revisable, al esfuerzo de percibir simplemente el cruel esplendor de lo que es.

Por eso la cámara me parece, después de la conciencia sin ayuda y sin armas, el instrumento central de nuestro tiempo; y por eso también siento cólera ante su mal uso (…) sólo conozco a menos de doce personas vivas en cuyos ojos pueda confiar incluso tanto como en los míos.

En este fragmento se habla de una manera directa del poder de la fotografía como un instrumento para mostrar la realidad tal cual es, o no…. si ésta se utiliza perniciosamente…

Sin lugar a dudas es una interesante reflexión, en la que nos confirma la subjetividad extrema en la que sobrevive la fotografía. La fotografía dificilmente pueden ser objetiva, aunque algunas personas -erradas ellas- aún piensen que pueda serlo.

Imágenes aparentemente objetivas -como las de Walker Evans- nos engañan y nos muestran una cruda realidad con un falsa objetividad, distante, suave y a veces cruel, en las que Evans parece que no se implique en la toma de las fotografías pero que consiguen que éstas te queden grabadas en la mente y uno las recuerde casi sin querer.

 

Ago 042011
 

Acabo de empezar a leer este libro de 497 páginas ya que José Manuel Navia nos lo recomendó encarecidamente en el taller que realizaron “Els Amics de la fotografía” de Torroella de Montgrí hace ahora ya algo más de dos años y era algo que tenía pendiente desde entonces.

Se trata de un clásico larvado en el verano de 1936 gracias a una colaboración de un escritor, James Agee y de un fotógrafo, Walker Evans. El libro concentra las experiencias de ambos en su convivencia con 3 familias arrendatarias del sur de Estados Unidos durante la Gran Depresión, viviendo en la más absoluta de las pobrezas.

No voy a hacer un análisis del libro, pues aún no lo he leído. Lo he empezado, pero soy un enfermo de las citas y cuando algo lo considero notable lo remarco.

Considero adecuado la siguiente cita:

Porque en el mundo inmediato todo puede ser discernido por quien sea capaz de discernirlo, y central y sencillamente, sin disecciones científicas ni digestiones artísticas, sino intentando, con la totalidad de la consciencia, percibirlo tal como es: de modo que el aspecto de una calle soleada pueda gritar en su propio corazón como una sinfonía, quizá como ninguna sinfonía sabría hacerlo: y la conciencia entera se traslada de lo imaginado, lo revisable, al esfuerzo de percibir simplemente el cruel esplendor de lo que es.

Por eso la cámara me parece, después de la conciencia sin ayuda y sin armas, el instrumento central de nuestro tiempo; y por eso también siento cólera ante su mal uso (…) sólo conozco a menos de doce personas vivas en cuyos ojos pueda confiar incluso tanto como en los míos.

En este fragmento se habla de una manera directa del poder de la fotografía como un instrumento para mostrar la realidad tal cual es, o no…. si ésta se utiliza perniciosamente…

Sin lugar a dudas es una interesante reflexión, en la que nos confirma la subjetividad extrema en la que sobrevive la fotografía. La fotografía dificilmente pueden ser objetiva, aunque algunas personas -erradas ellas- aún piensen que pueda serlo.

Imágenes aparentemente objetivas -como las de Walker Evans- nos engañan y nos muestran una cruda realidad con un falsa objetividad, distante, suave y a veces cruel, en las que Evans parece que no se implique en la toma de las fotografías pero que consiguen que éstas te queden grabadas en la mente y uno las recuerde casi sin querer.

 

Jun 172011
 

Motivado por la realización de los talleres de Street Photography que hemos organizado el equipo de Calle 35 este pasado fin de semana y la presencia del gran Dimitri Mellos, subo tres imágenes que me han gustado especialmente.

¿Quizás podría plantearme un proyecto llamado Luces de Barcelona y que tengan como punto de partida estas tres fotografías?

 

 

 

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