Sorprendido, agradablemente sorprendido… ese y no otro es el calificativo que mejor define mi estado de ánimo al llegar a Plaça Catalunya ayer avanzada la tarde.
Soy de Barcelona y vivo en ella desde hace 34 años y nunca vi nada parecido, un ejercicio de colectividad y empatía realizado por los barceloneses que nunca había contemplado.
Me alegro y me siento copartícipe con la causa manifestada, la gente está harta de gobernantes mediocres que lo único que les preocupa es su rédito electoral, votos, votos y votos….
Lo demás les da lo mismo.
Un 20% de paro, da igual… peor para ellos, por ser tan “pringaos” de no habérselo sabido montar…
“Nosotros si que sabemos, engañemos a los “pringaos” con una bonita sonrisa para que nos voten, que tontos que son, les cuentas 4 milongas y encima se lo creen …”
Lo del PP y Valencia es para mear y no echar gota… imputados en listas electorales… ¿en que cabeza cabe? En la de nuestros gobernantes, claro está…
Uno ahora puede votar a un “presunto” delincuente para que gestione las cuentas de todos los ciudadanos. Aguantando encima el descaro, la arrogancia y el cinismo de sus sonrisitas cuando alguien se lo recuerda, como si hubieran hecho una travesura o una chiquillada….
Pero ellos, a lo suyo… votos, votos y votos…
¿el pueblo no gobierna? ¿la democracia es una estafa? ¿los políticos no son los que realmente nos gobiernan?
Si no son los políticos y lo son los banqueros, pues que las elecciones generales en vez de partidos políticos se presenten diferentes consejos de administración, a lo mejor saldríamos ganando.
Reflexión, protesta, calma, descontento, indignación…
Soñar, supongo que es lo que nos queda, soñar que las cosas pueden ser diferentes y cambiar…
Sorprendido, agradablemente sorprendido… y feliz… por supuesto…
La pregunta es: ¿servirá para algo?